El proceso de digitalización de las noticias, iniciado en Argentina a partir de 1996, constituyó para el campo periodístico el principio de una serie de transformaciones que irían más allá de la ampliación de los canales de distribución y darían lugar a nuevas rutinas de producción, géneros informativos inexplorados y formas de organización no convencionales. El lanzamiento de los portales digitales de los diarios Clarín y La Nación –los periódicos de mayor tirada en Argentina– coincidió con un momento de expansión global de los negocios periodísticos en la web, principalmente en Estados Unidos, donde se invirtieron recursos humanos, financieros y simbólicos para sus emprendimientos en alternativas al soporte impreso con una intensidad inédita en la industria (Boczkowski, 2006).
Diversos autores señalan tres momentos de expansión de los formatos digitales de los periódicos: una primera etapa marcada por la reutilización de los contenidos de las versiones impresas para las versiones de la web; un segundo momento de recombinación de información de los formatos impresos con incorporaciones de funcionalidades técnicas, en el que ingresa la lógica de conexión hipertextual de documentos; y finalmente, el momento en que los medios comienzan a elaborar contenidos originales para sus versiones digitales, con la incorporación de elementos multimedia y rutinas de actualización permanente de la información.