La construcción de los Estados latinoamericanos fue un proceso signado por la exclusión étnica y racial, y la elaboración de nacionalidades unívocas en términos culturales que privilegiaban la “blanquedad” de los sujetos como condición para el ejercicio pleno de la ciudadanía. Tal como señala Carvalho (2006), estos Estados atravesaron casi todo el siglo XX sin cambios sustanciales en lo que respecta a las políticas públicas y solo a fines de la centuria se empezaron a verificar modificaciones en la letra de las Constituciones, que recogen la diversidad étnica y racial y pretenden reconocer la multiculturalidad de sus poblaciones