Si bien internet reconoce como antecedente ARPANET, la primera red que se remonta a 1969 y tuvo propósitos defensivos militares, la explosión en la utilización de la red internet se produjo a partir de la década de 1990 con la extensión de la construcción en línea de comunidades virtuales, la comunicación par a par, el uso masivo del correo electrónico y las conversaciones en línea, y finalmente decantó como efecto político en el ciberactivismo o participación ciudadana 2.0.
Analizar este fenómeno aplicando las leyes del modelo tetrádico de McLuhan (McLuhan – Powers, 1996: 26-29, 167-174) con sus cuatro operaciones simultáneas (recuperación, desgaste, inversión y realce) permite proponer que Web 2.0 ha hecho caducar la pasividad del telespectador frente a la pantalla televisiva (extensiva a la baja participación ciudadana excepto en los períodos electorales). Por ello ha promovido, realzado o recuperado la participación manifiesta como comunicación par a par entre ciudadanos e interacción entre receptores ahora convertidos en usuarios que cambian el modelo de comunicación uno a muchos por muchos a muchos. No obstante, llevada a su límite, esta participación ciudadana online, las flash mob o movilizaciones espontáneas y el ciberactivismo pueden invertir su aporte al sistema democrático y deslegitimar al Estado y las instituciones políticas democráticas generando anomia y anarquía.
En este contexto el análisis de la participación 2.0 permite diferentes aproximaciones según se centren en los efectos de recuperación, desgaste, inversión y realce del cambio tecnológico actualmente centrado en la convergencia entre internet y la telefonía móvil.