La energía eléctrica comprende un conjunto de actividades que por su diversidad, características e importancia relativa ocasionan diversos impactos ambientales originados tanto en la obtención, procesamiento, transporte y consumo de la misma.
Es rol del Estado elaborar las normas para la incorporación de los aspectos ambientales en los distintos segmentos del mercado, para diferentes fuentes de energía eléctrica y en todas las etapas de las obras, desde su evaluación inicial hasta la etapa de construcción y explotación. Por otra parte debe ejercer el papel de contralor para garantizar la adecuada gestión ambiental ante la complejidad de los ámbitos de negociación, con múltiples actores – públicos, privados, nacionales e internacionales - que deciden sobre el rumbo y los contenidos de la gestión ambiental.
Entre los aspectos ambientales a considerar se encuentran los campos eléctricos y de inducción magnética, en los cuales la sociedad ha tomado un interés especial al vincularlos con problemas en la salud de las personas.
Mientras que los efectos de corto término en la salud humana debidos a la exposición a campos eléctricos y magnéticos de frecuencia industrial, son bien conocidos, el debate respecto de la existencia de efectos de largo término, especialmente cáncer, persiste a nivel mundial.
Con el objeto de evaluar los riesgos asociados, programas interdisciplinarios analizan los resultados de los estudios epidemiológicos y de laboratorio. Se propone presentar algunas de las últimas revisiones de estos proyectos internacionales (EMF RAPID- WHO, etc) y un resumen de las reglamentaciones de valores límites de exposición.