¿Cuáles son los motivos que llevan a los ingresantes de las carreras de Letras a interesarse por los conocimientos que hacen a esta disciplina? ¿Qué saberes y representaciones en torno a la literatura y a la lengua –como objetos de estudio fundamentales de la carrera- traen consigo estos estudiantes? ¿Provienen estos saberes y representaciones fundamentalmente de la escuela secundaria, de otros ámbitos al margen de la educación formal, o ambas cosas? ¿Debe un Curso de Ingreso al Profesorado y la Licenciatura en Letras procurar “recuperar” esos saberes, o cuáles de ellos y con qué sentido? ¿Debe, por el contrario, intentar avanzar, “adelantar” contenidos propios de las materias de la carrera, sin preocuparse por las trayectorias de los ingresantes o por saber cómo dialogan tales contenidos con los conocimientos y representaciones que éstos tienen? Ese “diálogo” entre lo que resulta de la formación previa y la que se empieza a transitar, ¿podemos decir que tendrá la forma de una progresión, una continuidad armónica o “profundización” de lo que ya se sabe o, al contrario, aparecerán tensiones y la necesidad de replantear o reformular ciertas ideas y saberes? Sabiendo –porque lo hemos experimentado como estudiantes y docentes- que más bien ocurrirá lo segundo, ¿cuál es el mejor modo de atender a ese proceso, y acompañarlo en lo posible?
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)