“He aquí entonces las al menos cuatro almas que habitarían el período: el alma Beckett del sinsentido, el alma Kennedy de la Alianza para el Progreso, el alma Lennon del flower power, el alma Che Guevara de la rebeldía revolucionaria”, escribe Oscar Terán en un intento por sintetizar los años sesenta y setenta. La impronta que esas almas, aún derrotadas, dejaron en el tiempo que las sobrevino fue de tal intensidad que no es fácil sustraerse de la condena de seguir pensando aquella historia, aquellas vidas, sobre todo, cuando se aspira a que el pasado y la tradición provoquen algo más que un disco de covers.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)