Una línea poética e identitaria del arte es fácil de postular en el plano teórico. No así su concreción en un programa institucional. En los establecimientos cohabitan intereses personales, trayectorias apoyadas en legados históricos e incluso arengas ideológicas radicalizadas cuando defienden intereses corporativos que encubren posturas reaccionarias. Si las carreras artísticas no consiguen poner en discusión sus incumbencias será díficil sortear el alto desgranamiento y la frustración que padece gran cantidad de alumnos ante la imposibilidad de apropiarse de un proyecto cultural que les es completamente ajeno. En la historia del arte y su enseñanza se conjugan presencias y ausencias, asuntos inconclusos y limites frágiles de lo imaginario y lo simbólico. Una paulatina repoetización depende de la profundidad con la que podamos revisar esos desplazamientos, esas exclusiones, con sus signos y enunciados, tradiciones y rupturas. Este trabajo es un intento de sistematización de nuestra tarea docente y de investigación en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Tomamos afectuosamente del colega y amigo Juan Samaja una frase aplicable a nuestro escrito: es un libro modesto que trata un tema descomunal con derivaciones laberínticas. Por lo tanto, las conclusiones son provisorias.