El 24 de Marzo de 1976 marca un antes y un después en la vida de todos los argentinos, ya que de una manera u otra comenzó un proceso inconstitucional y se instaló el terrorismo de Estado usurpador, que violentó al pueblo en su conjunto, abriendo uno de los capítulos más nefastos de nuestra historia.
El más cruel de los procedimientos del Golpe fue lo que con el correr de los años se denominó “desaparición forzada de personas”.
En los primeros tiempos, los familiares de estas víctimas propicias del sistema dictatorial, ante la inexplicable ausencia de sus seres queridos, pensaron en una detención arbitraria por el compromiso militante de los mismos.
Y comenzó el calvario de una búsqueda peligrosa, en soledad, con la incomprensión social del entorno social y/o familiar que adoptó slogans como “por algo será”, “en algo andaban”, “a mí no me pasó”... El dolor y el miedo no fueron paralizantes ante el amor a sus hijos, esposos, padres, hermanos, nietos y la necesidad de conocer sus destinos.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)