Las reformas económicas de Brasil datan de fines de los años ochenta y principios de los noventa, lo cual significa que el país formó parte de la tercera ola de reformas en América Latina. Sin embargo, aun en aquel entonces, el proceso de reforma en Brasil fue moderado y pragmático en comparación con las transformaciones más bruscas e ideologizadas realizadas en algunos de sus países vecinos. Al mismo tiempo, el gobierno tuvo que enfrentar un creciente desequilibrio macroeconómico que incluía grandes déficit fiscales, una creciente deuda del sector público e incrementos en los precios que amenazaban con alcanzar niveles hiperinflacionarios. El conjunto de reformas macroeconómicas y estructurales estaba destinado a reorientar la economía para estimular un retorno al crecimiento acelerado.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)