El fin de la “guerra fría” simulaba inaugurar un período de entendimiento e intercambio promisorios, en un mundo “menos distante” de la mano del globalismo y la tecnología aplicada a las comunicaciones y a la informática. Sin embargo, nuevos conflictos y amenazas han marcado a fuego el inicio del nuevo siglo. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 provocaron un efecto devastador que exacerbó la violencia y la intolerancia en todos los rincones del orbe. La actuación de los EEUU, lejos de solucionar la crisis de Iraq, ha provocado un efecto multiplicador que involucra a toda la comunidad internacional y que sitúa a la humanidad al borde de un “Choque de Civilizaciones”. La mayoría de los líderes de Oriente Medio han calificado la invasión liderada por los EEUU como “un verdadero desastre”, en tanto el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, ha advertido sobre el peligro de una guerra civil, si persisten los actuales patrones de alienación y violencia. Frente a esta realidad, la urgencia de una “Alianza de Civilizaciones” asoma como la alternativa capaz de responder al nuevo desafío de la época: enfrentar la clase de violencia que rechaza todo compromiso de entablar el diálogo.