A partir del 11-S la seguridad en el mundo comenzó una nueva etapa donde el principal enfrentamiento, según los discursos pronunciados por funcionarios y algunos académicos pertenecientes a países desarrollados, pareciera plantearse entre los viejos actores estatales y un actor “fantasma” subestatal como es el terrorismo. Sin embargo, los hechos nos demuestran que siguen siendo los Estados los responsables centrales de los enfrentamientos bélicos que persisten y donde entre las causas generadoras prevalecen los intereses económicos.
En América el nuevo concepto de seguridad quedó plasmado en la OEA en octubre del 2003, simplificando los criterios de su definición a pesar de las profundas asimetrías (económicas, demográficas, geográficas) entre sus miembros, y eludiendo las características del continente que favorecen su regionalización. Es desde esta perspectiva que se pretende abordar la seguridad en América del Sur, comenzando con una crítica a la “seguridad hemisférica” y la ausencia de un debate real sobre el tema, continuando con un análisis de las amenazas percibidas desde la región y la situación de estos países para enfrentarlas.