En el Asia Central, los problemas que deben afrontar los estados independizados en la década de los noventa como Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kazajstán y Kirguizistán son considerables. Durante varias décadas, las repúblicas más pobres de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas dependían en gran medida de la República de Rusia para la venta de sus recursos naturales a cambio de productos manufacturados y alimentos baratos subvencionados. En conjunto, los cinco estados tienen una de las poblaciones musulmanas sunnitas más numerosas del mundo.
Este trabajo analiza el caso de Kirguizistán (nombre oficial República de Kirguizistán o Kyrgyz Respublikasy, en idioma nativo), también conocida como Kirguizia o Kirguistán, que limita al norte con Kazajstán, al este con China, al sur con China y Tayikistán, y al oeste con Uzbekistán. Con una población de algo más de 4,8 millones de habitantes, repartidos desigualmente, los kirguises forman la mayoría de los habitantes (52% aproximadamente), seguidos por los rusos (22%), los uzbekos (13%), quienes viven principalmente en el valle Fergana en el sudoeste, y algunas minorías de chinos y tayikos el este y al sur.
La vida política en la última década ha estado dominada por la figura de Askar Akáyev, elegido presidente en 1991, reelegido en 1995 y 2000, y derrocado en el 2005 por una revuelta. El siguiente trabajo analiza los factores que llevaron a la caída y posterior huida del país de Akáyev en marzo de 2005, cuando el movimiento revolucionario popularmente conocido como la Revolución de los Tulipanes ganó fuerza, siendo que su mandato como presidente acababa en unos meses.
Todos estos acontecimientos afectan intereses de grandes potencias como Estados Unidos, Federación Rusa y República Popular China, que son tratados en el análisis de este trabajo.