La extensión de la pobreza en el mundo es un producto de la globalización. Esta realidad se la puede observar desde una perspectiva política, económica, social y cultura e incluso impide la realización espiritual del hombre. La globalización, que ha venido a reemplazar al Estado de bienestar, sostiene que ahora es el mercado quien proveerá los instrumentos para proveer bienestar al hombre. Por supuesto, que cada individuo o corporación, procurarán su propio bienestar individual, independientemente de la suerte que corran los otros actores sociales. Pero el Estado sigue siendo la unidad política del sistema, pues la corporación por múltiples razones no esta en condiciones de regular el sistema. Como ocurrió siempre en la era interestatal es el Estado, quien promueve los intereses de sus empresas, ya mediante la diplomacia, ya mediante la utilización de la fuerza. Pero en realidad la raíz del problema, es la dominación del hombre por el hombre debido a la codicia , a la avaricia. Es un problema moral. Y el hombre piensa que para solucionar el problema debe existir un desarrollo económico. Por el contrario si el problema es moral la solución debe ser un crecimiento integral.