La venta de diamantes en África ha ayudado a financiar guerras civiles, contribuyendo a generar desastres humanitarios de magnitud tales como los de Sierra Leona y Angola. Dichos recursos naturales, conocidos también como “diamantes sangrientos”, han sido definidos como aquellos utilizados por los movimientos rebeldes para auto-financiar los conflictos armados y promover la caída de los gobiernos electos.