Si bien la política exterior de Rusia ha sufrido transformaciones a partir de la disolución de la Unión Soviética, algunos aspectos de la autopercepción y el modo de relacionarse con el exterior que caracterizaron el pasado ruso se mantienen vigentes aún hoy, especialmente las motivaciones geoestratégicas y el ‘síndrome imperial’. El siguiente trabajo evaluará el argumento sobre el cambio en las apariencias y la persistencia de ciertas constantes en la orientación exterior rusa en relación con los Estados Unidos en el período post soviético, en cuanto a la integración económica, el control de armamento y la proliferación nuclear, el tema energético, las esferas de influencia y el terrorismo internacional. Además se evaluará el impacto del 11 de septiembre sobre las posturas de Rusia, para comprobar si este suceso ha tenido influencia en la política exterior del país o si se ha utilizado para legitimar y consolidar acciones que se venían llevando adelante con anterioridad. El interrogante que atraviesa este trabajo es hasta qué punto es la clásica definición de los intereses nacionales rusos -más allá de los cambios cosméticos- lo que motiva este acercamiento hacia la potencia hegemónica.