El 1 de septiembre pasado, en la sede del CARI, el Dr. Hiroshi Matsushita inauguró una serie de eventos, programados con motivo de cumplirse el vigésimo aniversario del Informe Okita. En esa oportunidad Matsushita hizo referencia al Anuario 2005 de la cancillería japonesa (Diplomatic Bluebook 2006) en donde ya no aparecía Argentina, tradicional referente en el área. ¿A qué podría deberse esto? En el resumen ejecutivo del Informe Okita (1986) se decía de nuestro país: su auto-suficiencia energética es también una ventaja definitiva hacia el futuro desarrollo económico. Más aún, sus altos niveles de vida, la presencia de una clase media de tamaño considerable y su fuerza laboral altamente educada, resultados de su pasado desarrollo económico, pueden considerarse como factores favorables para el futuro de su economía.
No pasaron diez años y cada una de las ventajas mencionadas en la cita anterior fueron desapareciendo. Es más, la colocación de bonos de la deuda argentina en Japón, terminó por minar la confianza construída sobre más de cien años de historia.
Aquí se expondrá el rol que puede desempañar la universidad en la recuperación de los niveles tradicionales de relaciones a través del estudio de programas de cooperación internacional y sus logros.