La cuestión de la integración en América Latina, por sus vicisitudes, prácticamente se ha convertido en un debate permanente. A pesar de las marchas y contramarchas, sobre Sudamérica se ha configurado una suerte de optimismo alrededor de la integración. Sin embargo, como es sabido, este subregionalismo acusa precariedad, dudas e incertidumbre.
Por tal motivo, en la presente ponencia analizamos cómo está funcionando la mencionada integración y nos preguntamos qué es lo que puede hacer la Argentina al respecto, teniendo en cuenta la necesidad de apoyar la idea unionista aunque esto signifique plantearla desde un punto de vista laxo. En este sentido, como premisa general, entendemos que nuestro país debería participar de todos y cada uno de los procesos relacionados con la integración en América del Sur. Para esto, despojándonos de lo que la teoría y la voluntad política nos prometen como ilusión, sostenemos que la diplomacia de Buenos Aires debería apuntar a lo posible. El aceptar las condiciones sobre las que se mueve la integración es uno de los aspectos más importantes que debería considerar la Argentina para ir ajustando, sistemáticamente, las percepciones en torno a estas condiciones y sus cambios con el fin de salvaguardar aquella integración y, al mismo tiempo, recuperar el alcance subregional que el país no debió perder.