Venezuela, ha enfrentado en la última década un proceso reformista, que combina elementos de política social, un modelo productivo organizado bajo el poder financiero del petróleo, y una política exterior orientada hacia la multipolaridad, una mirada al sur, y una creciente confrontación con el establishment; en el escenario, el proceso se vio contrastado en su inicio con la necesidad de atender las demandas sociales, mayor inclusión, elevados niveles de pobreza, y serias restricciones externas y fiscales, causadas principalmente por una baja en el precio del petróleo.