Se recopiló una base de datos geográfica, con cartografía básica y temática, sobre la provincia de Napo (Ecuador), en la que se destacan los mapas de cobertura del suelo de los años 2002 y 2008. Como primer producto se elaboró un mapa de cobertura del suelo del año 1990 a partir de imágenes del sensor TM, (Landsat 4 y 5). Posteriormente se realizó un modelo de probabilidad de presencia de coberturas de tipo antrópico, usando la técnica de regresión logística multivariada; se evaluó el modelo con la curva ROC (Relative Operating Characteristic) y se determinó un alto poder de predicción en el modelo (AUC 0.89), distinguiendo además, que la distancia a centros poblados y a vías de comunicación son las variables más influyentes para la presencia de coberturas antrópicas. Se utilizó el mapa resultante del modelo de probabilidad como entrada en un modelo de transición de coberturas que combina Autómatas Celulares y Cadenas de Markov, entre otros aspectos, simulando un mapa de tipo de coberturas (natural o antrópico) para el año 2008. Se evaluó este mapa simulado, comparándolo con uno de referencia, a partir de índices kappa, y se obtuvo un porcentaje de concordancia general de 93%, lo cual es un buen indicador. Una vez que se ha contado con un modelo que permitía hacer simulaciones con el grado de confianza necesario, se realizaron simulaciones para los años 2015 y 2020. En estos escenarios de tipo de cobertura, se puede ver una clara presión hacia los bosques de la rivera del Rio Napo en un futuro, y también en aquellos cercanos a los principales centros poblados como Tena especialmente. Sin embargo, las áreas protegidas muestran un estado de conservación “natural” en las simulaciones, y esto se debe a sus condiciones de inaccesibilidad, en cuanto a falta de infraestructura vial, y a sus condiciones ambientales especiales. Por último, se verificó que la tasa de deforestación (cambio de natural hacia antrópico) en el período 1990-2008 fue de 4661 ha/año y en el período 2008-2020 sería de 3550 ha/año, indicando que la tendencia en el tiempo muestra en el mejor de los casos una disminución o por lo menos una estabilización de los procesos de deforestación.