Actualmente, por su bajo nivel de integración, MERCOSUR dista de ser la realidad que probablemente hayan imaginado sus miembros fundadores: la interdependencia comercial, tomada como parámetro del nivel de integración, es baja y su incremento como tendencia natural en la construcción de regionalismos estaría colisionando contra un ordenamiento histórico del comercio internacional a partir del cual los países de MERCOSUR no se manifiestan complementarios económicamente entre si y se presentan mas correlacionados con potencias centrales (Estados Unidos, Unión Europea, la China emergente). Del análisis del destino y la calidad de las exportaciones tanto como el origen y valor agregado de las importaciones de Brasil y Argentina se puede ver la tendencia mencionada. Es destacable el papel preponderante de Brasil, por su indiscutible liderazgo regional, fundado en su tamaño, desarrollo industrial y población: el grado de importancia que los brasileños confieran a MERCOSUR dentro de su política exterior se vislumbra como la llave del éxito o del fracaso mismo de MERCOSUR como bloque regional económica y políticamente relevante dentro del sistema internacional. El establecimiento de políticas públicas comunes debería ser la herramienta para profundizar las relaciones regionales, y particularmente la política industrial común puede forjar los ordenamientos necesarios para impulsar un nivel mayor de comercio intrazona, promocionando la producción de aquellos bienes que actualmente son provistos por terceros países. Es requisito sine equa non para establecer políticas comunes la existencia de unas instituciones suficientemente empoderadas, preferentemente de carácter supranacional. La experiencia europea de crecimiento paulatino de la interdependencia comercial solo podría tomarse de forma parcial como modelo de referencia, toda vez que debe considerarse en particular una línea de base diferente, y desde la calidad de la interdependencia se deberá hacer particular hincapié en las relaciones industriales entre países.