Durante 2012 y 2013 no hubo fiesta, programa de TV, ni video de bebés subido a las redes sociales en internet al que no invadiera el llamado “baile del caballo”. El video del tema musical del cantante Psy fue récord y es suceso mundial. Pero no todos los que lo escucharon y bailaron a su son saben que el “Rey de Youtube” es la punta del iceberg del Korean Pop o Pop de Corea del Sur (K-POP).
Una comunicadora social y periodista en ejercicio a fin de ir “aclimatándose” a los ritmos de la labor etnográfica realizó entre febrero y noviembre de 2013 un seguimiento a fans latinoamericanos del K-POP (k-popes) durante eventos culturales que tuvieron lugar en la Ciudad de Buenos Aires. Este artículo se propone un análisis antropológico anclando en algunos conceptos y discusiones que se desprenden sobre “nacionalismo”, “tradición” y “construcción de la alteridad” para mostrar el “uso político” que Corea del Sur realiza de ese fenómeno de fanatismo transnacional como parte estratégica de sus Relaciones Exteriores a la hora de “desembarcar”, “estrechar lazos” y “expandirse” en esa “antípoda occidental” que le representa América Latina.