Entre otras emociones, la repugnancia y la vergüenza cumplen un papel central en la teoría y la práctica del derecho pero se ha suscitado un gran debate acerca de si eso debe continuar así. Mientras unos (los teóricos políticos comunitaristas) defienden el uso de esas emociones como expresiones valiosas de normas sociales con el objetivo de promover el renacimiento de una moral social en vías de extinción, otros consideran que es un uso que ataca la dignidad humana. Las posiciones políticas progresistas y liberales se inclinan por el primero de estos usos.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)