Los atentados de Madrid abrieron un nuevo panorama en torno a la situación interna de Marruecos, al papel de la monarquía y sobre todo a la presencia de células de Al Qaeda en el país, al tiempo que agregan un ingrediente “caliente” en las ya difíciles relaciones con España. Por ello, el propósito de este trabajo ha sido analizar las diferentes dimensiones que estos hechos han tenido para las vinculaciones entre ambos países, exigiendo ahora nuevos compromisos en el diseño de sus políticas exteriores. En este marco, rastreamos la actuación de grupos radicales en Marruecos, como los atentados múltiples de Casablanca en mayo de 2003 que tuvieron en su blanco a objetivos españoles. Para brindar un panorama más exhaustivo, identificamos las diferentes expresiones del islamismo marroquí y el surgimiento de agrupaciones salafistas bajo la órbita de Al Qaeda. Además, explicamos la política antiterrorista marroquí, que en muchos casos fue utilizada para reprimir las disidencias internas, una actitud que postergó las esperadas reformas democráticas y que pone al actual monarca más cerca de las prácticas de su padre, Hassán II. También nos ocupamos de los efectos que los atentados del 11-M pueden tener sobre los inmigrantes de origen magrebí, despertando en algunos sectores de la sociedad española los viejos “fantasmas del moro”.