La República Árabe de Egipto que emergió desde mediados del siglo XX pretendió actualizar los ideales de la modernización mediante un liderazgo regional que se fundara sobre las coordenadas del nacionalismo y la arabidad. Por cierto que la política exterior, como parte constitutiva y central de una política general de Estado, tampoco escapó a dicha tendencia. En su más de medio siglo de existencia y con tres presidentes a su haber, aunque dicha política ha experimentado giros significativos, Egipto no ha renunciado a desempeñar un papel prominente en las decisiones de la sociedad internacional árabe, el mundo africano y la comunidad islámica.