Tras los turbulentos años de inestabilidad política experimentada durante la época de Yeltsin, desde la llegada de Vladimir Putin a la presidencia de Rusia -en marzo del año 2000-, hasta la actualidad, son varios los factores estructurales que merecen ser destacados para explicar las causas que motivan a Rusia a insertarse nuevamente en el tablero de Medio Oriente.
El reposicionamiento estratégico de Rusia en el escenario internacional y, en este marco, la lucha de las principales potencias por la influencia que puedan obtener en los países del Medio Oriente en particular resulta de importancia crucial para trazar el mapa actual de intereses globales.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)