Después de la crisis de principios de siglo y hasta la renovación legislativa de diciembre de 2009, es innegable que Argentina ha tenido una importante participación en la política regional. Su contribución a la integración, democracia y derechos humanos ha sido significativa. Sin embargo su influencia en la política internacional latinoamericana fue reducida. Esa situación fue así porque Argentina, si bien sobrevaloró a Sudamérica compartiendo y sumando poder, éste poder no lo pudo hacer extensivo como propio hacia América Latina. Su encauzamiento en la geopolítica de América del Sur fue un condicionante fuerte para su perspectiva latinoamericana. En el análisis de este planteo consideramos tres cuestiones. Una, cómo funcionó el bilateralismo argentino-brasileño del integracionismo sudamericano. Otra, la consecuencia de la dualidad cercanía-lejanía en relación al latinoamericanismo argentino y, por último, la imposibilidad de nuestro país de convertirse en una alternativa de poder a nivel regional.