La política exterior argentina desde 1983 hasta la actualidad ha tenido, para muchos autores, características erráticas, reactivas, confrontativas, lo que ha dado como resultado una imagen negativa, de poca confiabilidad y confianza externas. En este sentido, el ámbito regional no ha escapado a esta lógica. Ahora bien ¿es realmente cierto o existen regularidades que pueden encontrarse para considerar a dicha política exterior más constante que errática, más armónica que confrontativa? En el presente trabajo se analizará la política exterior argentina desde la perspectiva de su vinculación con los países de la región resaltando los elementos que han sostenido o dificultado dicha relación; que han generado una continuidad o un cambio. Por último se enumeran algunas claves a considerar para el estudio de la misma en un escenario internacional que actualmente se configura más complejo, fluido, y dinámico, pero fragmentado e incierto.