México está experimentando una crisis de inseguridad y un incremento en la criminalidad en todos los niveles en la última década. Las cifras oficiales y las encuestas de percepción y de opinión muestran un irrefrenable aumento de los delitos y de la percepción de inseguridad, junto con sucesivas crisis de gobernanza, por la incapacidad de los gobiernos de enfrentar las olas de violencia y embates de organizaciones criminales contra la sociedad. El trabajo analiza la evolución de los delitos, de la victimización y de la percepción de inseguridad, y posteriormente describe sistemáticamente la capacidad del aparato coercitivo del Estado (tanto federal como local) para responder a estos retos. El trabajo muestra las deficiencias y los retos del estado mexicano y su clase política para resolver la crisis de inseguridad y aparente ingobernabilidad de México. Analiza y muestra que el estado todavía cuenta con capacidad de crear instituciones necesarias para controlar la criminalidad, pero que esto tiene costos políticos y sociales que la clase gobernante no ha estado dispuesta a asumir.