El Concilio Vaticano II fue un hecho muy relevante del pasado y convulsionado siglo XX. Sobre todo, cuando el cambio se produce en una de las instituciones humanas más antiguas y más conservadoras de la historia. Y no solo fue ese sello reformista que en las altas esferas de la religiosidad católica produjo un cimbronazo importante. Fue también, en su legado revolucionario de la Teología de la Liberación que por medios, que algunos podrían cuestionar, buscó llevar al extremo una interpretación social de las escrituras cristianas.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)