Dentro del ámbito regional latinoamericano, la complejidad del escenario boliviano representa uno de los ítems pendientes para los gobiernos conosureanos, principalmente Argentina y Brasil.
Tanto las demandas internas de los diversos grupos y segmentos en los cuales se encuentra dividida hoy la sociedad boliviana, y las presiones no sólo políticas sino también económicas que recibe el gobierno de Evo Morales desde el ámbito externo, hacen incompatible una política exterior coherente que pueda vincular ambos aspectos.
Sin embargo, uno de los puntos fuertes con los que cuenta Bolivia y que puede llegar a resolver esta incompatibilidad es su potencial gasifero. La utilización de este recurso natural y el manejo del mismo por parte del gobierno, es vital a la hora de poder negociar y se configura como el pilar sobre el cual edificar la integración y cooperación con el resto de los países latinoamericanos.
El presente trabajo intentará desarrollar los condicionamientos y las trabas que debe superar el gobierno boliviano para poder posicionarse de la mejor manera ante la región, y cómo el rol de países como Argentina, Brasil y Venezuela pueden ser complementarios a esta estrategia.