La teoría de la cognición corporeizada supone que nos apropiamos del conocimiento a través del cuerpo, y que al conocer establecemos relaciones corporales (o corporeizadas) con el objeto conocido, el entorno de conocimiento y los otros con quienes compartimos la producción de significados incluso ya desde la temprana infancia, en la practicas que signan la musicalidad comunicativa. La práctica musical en tanto acto comunicativo puede ser entendida como un fenómeno complejo que comprende 3 actores: compositor, ejecutante y oyente. En la actividad coral, el director-coro (los ejecutantes) proyecta una nueva forma de significado de la obra musical (compositor). La performance coral, entonces, sería la explicitación del acto comunicativo donde el papel del cuerpo tiene un desempeño primordial en las prácticas de significado musical.
Estudios recientes han demostrado que el compromiso corporal afectivo en la ejecución tiene una incidencia significativa sobre el discurso en términos expresivos. Sin embargo estos estudios se han centrado en la ejecución individual. El propósito de este trabajo es dar cuenta de esta incidencia en la performance coral mediante la observación y el análisis de dos ejecuciones corales con y sin compromiso corporal, que posteriormente, un panel de oyentes evaluara atendiendo a la expresividad del discurso musical.