La evolución tecnológica exige la incorporación de nuevo equipamiento en las organizaciones. Mayor necesidad de memoria y procesador, contar con conectores HDMI, placa para conexión inalámbrica o Bluetooth, son demandas que culminan en la compra del equipamiento adecuado a las prestaciones requeridas. Las organizaciones van acumulando gran cantidad de equipamiento de descarte que pasan a formar parte de un rebaño en crecimiento: la basura electrónica. Si bien hay proyectos que disponen y re-utilizan estos rezagos cuando es posible, quienes lo llevan a cabo se han tenido que enfrentar con la situación donde el equipamiento supuestamente descartado cuenta aún con información registrada. El presente artículo describe acerca de cómo debería tratarse esta situación y generar una serie de recomendaciones a seguir cuando una organización decide sacar de funcionamiento cualquier equipamiento factible de contener información sensible y privada.