La novela Ladrilleros, de Selva Almada comienza así: “La vuelta al mundo quedó vacía, sin embargo las sillas siguen balanceándose despacito. Será el aire del amanecer” (2013: 9). El Pájaro Tamai y Marciano Miranda, hijos de dos familias de ladrilleros, están muriéndose tendidos en el piso de un parque de diversiones. Asistimos a una escena de muerte desde el principio. Entre alucinaciones y desvanecimientos comienza la hilaridad de la trama, una compleja combinación de diferentes planos que van y vienen en el tiempo.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)