Quince años atrás, Colombia era tan solo una nota al pie en la política exterior estadounidense; sucumbido en un conflicto armado interno, en el que se conjugan “viejas” con “nuevas” amenazas, este país demostraba tener una significancia reducida en el diseño estratégico regional de EE.UU. y en el escenario político latinoamericano. Sin embargo hoy, se encuentra en el centro de la brújula del hemisferio, emergiendo no solo geográficamente, sino política y económicamente; los avances alcanzados con la implementación del Plan Colombia -en los que el apoyo estadounidense fue un factor clave-, y un interés mayor y menos especifico de la administración republicana de George W. Bush en este país, fueron decisivos para dar el gran salto.