El trabajo se origina en una problemática detectada por el INTA en la localidad de Feliciano, al norte de Entre Ríos. Allí se concentran cerca de 30 familias que trabajan entre 0.5 y 3 hectáreas cada una, dedicadas a la producción de batatas. En la actualidad se desarrollan ensayos de adaptación de distintos clones y variedades de batata, que produjeron materiales de pulpa anaranjada y ciclo corto. Se trata de variedades de piel fina, por lo que en la etapa de lavado, el pelado y el golpeteo afectan la conservación de la batata. Las lavadoras que existen en la Argentina se basan en rollos giratorios con inyección de agua que golpean mucho el material. Además, son estructuras fijas y de elevado costo; por esta razón, pocos productores poseen el sistema y suelen prestar el servicio al resto de los productores.