La idea rectora en el proceso de diseño, a partir de la cual se resuelve el packaging, utiliza dos conceptos en forma paralela. Uno, el concepto del vino seleccionado, que propone no especificar el tipo de varietal ni los frutos que se utilizaron para su fabricación, ni la procedencia de los viñedos de los que se extrajeron las uvas. El consumidor será quien deberá descubrir, por medio de sus propios sentidos, el misterio que el vino encierra en su interior. El otro opera con un recurso simbólico formal, a saber: se utilizan como estuches las esculturas de madera –denominadas chemamull- que realizaban los indígenas mapuches. Estas, en la antigua creencia indígena, representaban el nexo entre el alma del difunto y su estadio final.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)