La experiencia es siempre una vivencia que nos acerca al mundo. No es un pensar en el mundo, sino que, en un inicio, es la certeza sensible de un estar en el mundo y de formar parte de algo que nos excede y nos resignifica. En la experiencia, las distancias entre uno y lo otro (o el otro) son vulneradas y el que uno era ya no será después del encuentro. Estas vivencias son siempre traumáticas, nos ponen en crisis, porque cuestionan nuestro saber sobre las cosas y sobre nosotros mismos. Pero también son reveladoras, porque nos arrebatan los ojos fosilizados y nos otorgan una mirada enriquecida.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)