En la primera década de proscripción política, los años 30, el psicoanálisis comenzó a armarse un lugar como el sustituto de esa participación censurada. Un rasgo de modernidad, un objeto aspiracional, una moda intelectual, un lugar a imitar, un discurso a importar. Los 40 peronistas le hicieron el favor de correrlo. Primer tramo del derrotero de aquello que empezó como un pozo: desde arriba.