Hay en el recorrido, tantas veces señalado, de Rodolfo Walsh un poderoso horizonte para aquellos que queremos pensar un proyecto universitario que tenga como meta la formación de intelectuales cuya acción no puede pensarse por fuera de la crítica y viceversa. Cuya capacidad de pensar a contrapelo la historia está en una praxis transformadora del mundo. Intelectuales simplemente, donde no sea necesario aclarar el amasado de las ideas con la acción, de las palabras con la experiencia.