Cuenta la leyenda que la primera vez que agarró una cámara sólo tenía en mente conquistar a una mujer. Medio siglo y varias generaciones de devotos después, diez ojos o, mejor, cinco miradas se proponen develar el gen de una obra atravesada por dosis parejas de obsesión, poesía popular e impertinencia. ¡Buen viaje!