Hace unos años Rinesi contribuyó con su Política y tragedia. Hamlet entre Maquiavelo y Hobbes a la estela de la filosofía política que considera el conflicto como centro constitutivo de la política (aunque esta no se reduzca al conflicto). Propuso iluminar esta concepción a través de una erudita y profunda lectura de la tragedia shakesperiana a la vez que reformuló convincentemente un canon de lecturas de y sobre los fundadores modernos de la filosofía política. Este nuevo libro continúa esas reflexiones. Pero si la tragedia es conflicto –“estetizado y estilizado”, como dice- es cierto que la política no es sólo esto, y aunque el conflicto sea inherente a la política (o a lo político, como dirían Laclau o Marchant) no es menos cierto que la política no deja de esforzarse por administrar ese conflicto, por tratar de que “la sangre no llegue al río”. Y por eso no sólo la tragedia ayuda a pensar la política sino también la comedia.