En nuestro medio la construcción de nuevos museos no aparece como una operación central en el contexto de la producción disciplinar. Se podría fácilmente explicar esta falta por la ausencia de una política para educación, ciencia y cultura que tiene características "endémicas" en el medio argentino, desde hace mucho tiempo; pero sin embargo este argumento no alcanza. Desde el punto de vista estadístico puede decirse que una cantidad importante de museos se han creado en los últimos años, continuando una tendencia hacia el crecimiento de la actividad que no ha dejado de incrementarse desde los años '50. El problema en líneas generales no radica entonces en la ausencia de emprendimientos, sino en que este programa es considerado en general por nuestra cultura como el modo ideal de dar resolución funcional a los edificios en desuso, de revitalizar monumentos históricos, de justificar la preservación y rentabilidad de obras del pasado. Por supuesto que en la mayoría de estas refuncionalizaciones, poco importa -al menos a los funcionarios, entes o asociaciones que promueven estas reconversiones- los resultados finales de muchos espacios que difícilmente sirven, una vez reciclados, para exponer correctamente los objetos que deben salvaguardar. Lo curioso de todo esto es que el problema es tan antiguo en la Argentina como la implantación misma del programa.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)