Antonio Bonet, arquitecto catalán que emigró al cono sur americano, desarrolló una importante y significativa obra de arquitectura moderna tanto en Argentina como en Uruguay, tierras que lo acogieron y en las que dejó su huella artística y creativa como parte de un patrimonio sudamericano. Articulándose con profesionales nativos logró una producción regional en el uso espacial, lenguaje y materialidad experimentando con las nuevas tecnologías y procesos de racionalización industrial, reproponiendo la vanguardia moderna y efectuando una efectiva interpretación del modo local del habitar.
Su visión integradora de la arquitectura de innovación que hace y comparte ciudad es otro testimonio de su inserción como inmigrante, el reconocimiento del entorno, su historia y la propia que se hace presente sin renunciar a la contemporaneidad construyendo comunidad.
En estos términos se propone estudiar algunos casos que por sus relevantes características arquitectónicas, urbanas e históricas entienden al sitio y sus usuarios, dando cuenta de la calidad de este profesional.