En las diversas cumbres, el G20 ha proclamado el objetivo de fortalecer la arquitectura financiera internacional. Por un lado, se han registrado grandes avances en materia de regulación y supervisión financiera; por el otro, las normas que rigen el sistema monetario internacional aún muestran importantes asimetrías. Existe consenso en calificar a la acción del G20 como poco operante a fin de efectuar dicho rediseño. En efecto, este organismo supranacional ha sido efectivo en ocasión de la crisis global de 2008-2009; sin embargo, el mismo no fue capaz de proveer la cooperación monetaria internacional que el presente grado de globalización requiere.