Jerusalén, Al-Quds en árabe o Jerushalayim en hebreo, alberga al Muro Occidental (o Muro de los Lamentos), el supuesto vestigio del Segundo Templo Judío, la Iglesia del Santo Sepulcro y de la Pasión de la Crucifixión y la Mezquita Al-Aqsa, primera kiblah y tercer santuario entre los más sagrados del Islam. Por consiguiente, la ciudad posee un gran significado religioso para los creyentes de las tres grandes religiones monoteístas. Además, Jerusalén ha sido a lo largo de la historia un cruce de culturas y civilizaciones. Desde la antigüedad, diversos pueblos han luchado por el dominio de la ciudad lo cual le dio una dimensión y textura religioso-cultural única en su género.