Hacia finales de la década de 1950 y durante la década siguiente, el campo de la historieta argentina iba a verse transformado, se genera un espacio de renovación profunda fundamentalmente a partir de la publicación de las revistas Frontera y Hora Cero, creadas por Héctor Germán Oesterheld. De esta manera, la década de 1960 transitaba una singular experimentación historietística a nivel estético y narrativo. El objetivo de este ensayo será analizar los alcances y los límites de tal innovación. Y a la luz del concepto de “vanguardia” desarrollado por Peter Bürger, sostendremos que la historieta argentina no ha ingresado al estadio de autocrítica, entendiendo por ello que incluso sus producciones más avanzadas no han apuntado contra la institución historieta, tal como esta se conformó y evolucionó a lo largo del siglo XX.