En primer lugar quiero pensar el título de este libro. No es un título digamos ni desconocido ni presuntuoso, dialoga con el conjunto de tradiciones orales porque podría integrarse a un refranero. “Griten a los cuatro vientos” es una frase que pregona algo que quiere volverse público. Algo que no quiere permanecer secreto.
Algo que está dedicado a reconocer y reivindicar el derecho que tienen los chicos.
¡Los derechos! Lo que seguirá después, el subtítulo, las primeras hojas, dónde se cita a la Convención de los Derechos del Niño de 1989, la contratapa, todos esos escritos de “Griten a los cuatro vientos” quiere que todo el mundo sepa, escuche, vea, que los chicos tienen derecho.