Rodolfo Walsh escribió sus dos únicas obras de teatro en 1965, cuando ya se reconocía como un intelectual de izquierda, bajo la influencia de su experiencia cubana, pero aún reticente a creer que para los países latinoamericanos era posible dar comienzo a un proyecto revolucionario liderado por grupos guerrilleros. En la tematización de las Fuerzas Armadas, Walsh llama la atención sobre el militarismo de los países latinoamericanos y usa la sátira para agudizar su crítica a tal fenómeno. En La granada, reconoce el rol de la institución militar bajo un nuevo orden mundial y ridiculiza al Ejército argentino por su inoperancia. En La batalla, presenta el enfrentamiento entre el gobierno de un dictador militar y la insurgencia de izquierda. En ambas obras encontramos reflejado el problema del intelectual sesentista latinoamericano que debe interpretar la polarización de la posguerra, y enfrentar el dilema del compromiso que lo situará entre la prescindencia y la militancia.