Muchas veces se ha planteado la cuestión de la existencia de una pedagogía argentina. Pero no siempre la solución del problema ha respondido a un enfoque metodológico correcto, puesto que el interrogante está condicionado a la posición que se adopte frente a la posibilidad misma de las pedagogías nacionales.
Más aún, todo depende del sentido que se dé al término pedagogía. Si por él se entiende una teoría y una técnica científicas de la educación, es porque se le reconoce una universalidad que trasciende todas las fronteras geográficas o políticas. No obstante, como el punto de partida y el de llegada del proceso educativo es el hombre, el pensamiento que trabaje con ese proceso necesariamente ha de sustentarse en las realidades individuales y socio-culturales que, concretamente, definen a cada hombre y a cada grupo de hombres. Desde este ángulo puede, pues, decirse que, junto a principios y a técnicas universales, es factible e imprescindible desarrollar ideas, normas y organizaciones pedagógicas específicas para cada comunidad humana.
Lo expresado tiene validez como apreciación de índole teórica e ideal, pero no resuelve el problema concreto de la existencia o no existencia de una pedagogía argentina e, incluso, de una pedagogía latinoamericana. El tema es complejo y su tratamiento merecería una extensión de la cual no disponemos aquí. Sin embargo, vale la pena aunque más no sea esbozarlo con intención modesta de aportar elementos primarios para su estudio con miras no sólo a la interpretación y balance de la pedagogía actual argentina, sino como medio de trazar algunas posibles líneas de trabajo para nuestras futuras generaciones de pedagogos.