Los turistas son viajeros especiales: van en busca de lugares, imágenes, emociones, vivencias, pero, también, del status que da poder reforzar el relato con la certeza irrefutable del registro fotográfico, ese que dice a los demás: “Este lugar existe y yo he estado allí”. Es que para estos espectadores, pareciera que no basta con observar el escenario que se encuentra frente a sus ojos; necesitan compartir, comunicar lo que vieron, con palabras reforzadas por improntas de ese lugar, para que lo contado sea complementado o porque, como dice una frase trillada, “una imagen vale más que mil palabras”.